—Elia parpadeó y mandó callar a Aymora, confundida. ¿Qué había pasado? ¿De qué estaba hablando Aymora?
—Yo... Yo pensé que ya había paz, ¿no? —dijo nerviosa—. ¿Reth aún estaba combatiendo esta guerra?
Pero Aymora gruñó en su garganta, sus lágrimas parecieron secarse ante su furia.
—Mientras ese lobo viva, esta guerra hierve bajo la superficie —dijo, su voz baja y oscura, áspera por las lágrimas—. Desde el inicio aprendimos que algunos de las tribus se fueron creyendo que, si descubrían que estaban equivocados al irse con los lobos, serían recibidos de nuevo por su Rey misericordioso. Reth ha... él ha tenido que endurecerse, Elia. Y tiene razón al hacerlo. Tienes que verlo. ¡Tienes que animarlo a ser fuerte!
—Elia le acarició el cabello y la mandó callar de nuevo, aún confundida e incierta. Pero al ver que Aymora estaba realmente asustada... ¿de la misericordia de Reth?
—Reth es bueno, fuerte y sabio —susurró—. Estoy segura de que él no