Kalle
Elia se sentó en el sofá de la suite, mirando fijamente la chimenea, tratando desesperadamente de controlar su miedo.
Las visiones de Shaw, esa luz febril en sus ojos seguían pasando por su cabeza—los terribles cambios en su voz. Era imposible saber cuándo era él mismo y cuándo estaba bajo la influencia de las voces… ¿O tal vez siempre era él mismo, pero estaba siendo… ¿incitado? No lo sabía y no podía preguntar.
Ya casi había perdido la esperanza de que su abuela llegara cuando la puerta se movió, y se dio cuenta de que la había dejado con llave.
Un suave golpe sonó en ella mientras se apresuraba a cruzar la habitación para desbloquearla y abrirla de golpe.
No le dio a su abuela tiempo para decir nada, solo tomó su mano y la jaló hacia adentro de la habitación, luego se inclinó hacia fuera para ver si alguien estaba allí o mirando. Pero no pudo ver a nadie.