—¿Olor extraño? —se rió entre dientes—. ¿De qué manera?
—No puedo identificarlo, por eso me resulta desagradable.
Shaw parecía casi contento, lo que solo hacía que Gahrye estuviera aún más confundido con él.
—Bueno, quizás pueda tranquilizarte: la línea de sangre del Guardián tiene un elemento único. No sabemos qué hace, solo que cuando nos hacen pruebas en hospitales humanos, tenemos un tipo de sangre muy raro y a menudo otras genéticas... anomalías extrañas o raras.
—¿Anomalías? —Cosas acerca de nosotros que no encajan en la norma. ¿Quizás eso es lo que hueles?
—Quizás —fingió estar de acuerdo Gahrye—. Pero, por favor, no te lo tomes como algo personal. Como lector de los vientos, me resulta difícil apagar mis instintos. Y los míos... desean evitarte.
—Porque soy raro, ¿verdad?
Gahrye frunció el ceño. ¿Normalmente los humanos tomaban eso como un cumplido? —Supongo que sí —dijo con cuidado.