—Sus manos estaban en todas partes, siguiendo las líneas de sus hombros, sus brazos, su pecho. —Ella jadeaba, sus hombros subían y bajaban demasiado rápido mientras se aferraba, acariciaba y lo atraía más hacia ella.
Agradeciendo al Creador que se hubiese desvestido antes de que empezara esta conversación, se inclinó entonces, poniendo una mano detrás de sus rodillas, la otra en su espalda, y la levantó sin esfuerzo. —Ella chilló al hacerlo, pero él simplemente se rió y la besó de nuevo. —Para cuando había subido las plataformas para acostarla en sus pieles, ella era líquido en sus brazos.
La besó un respiro más, antes de que pudiera dejarla ir. —Ella se arqueó hacia él, sus senos presionando contra su pecho mientras se aferraba a él y él susurraba su nombre de nuevo.
—¿Cómo había sido tan ciego? —Él, el Rey, cuyos sentidos eran tan agudos. —¿Cómo se lo había perdido?
—Esto... Esto era lo que había estado buscando todo este tiempo.