—Me alegra veros a ambos —dijo en voz baja mientras se acercaban y ponía un juego de llaves en el mostrador frente a ellos—. Os he conseguido la sala de investigación, Kalle, y ya he dejado los libros allí. ¿Os vais a quedar, o solo a recoger?
—Vamos a quedarnos y tal vez buscar algo extra.
—¿Kalle? —Gahrye levantó la cabeza de repente al escuchar la voz profunda que hizo sonar una campana en su cabeza. No fue hasta que se volteó y encontró el pelo alto y engominado hacia atrás y las gafas con montura de alambre que recordó por qué de repente tenía ganas de patear algo.
—¿Dillon? La voz de Kalle era de consternación—e irritación.
Los ojos de Dillon se deslizaron hacia Gahrye y alzó la barbilla, lo que casi hizo que la mandíbula de Gahrye cayera—claramente no entendía que para un Anima le estaba ofreciendo su muerte.