—Reth nunca apartó la vista de Gahrye —dijo él—. Él sabía—¡sabía!—que el varón era la elección correcta para defender a Elia. Ya había pensado en enviarlo. Pero estaba tan dividido interiormente. Veía imágenes en su mente de otro varón ayudando a Elia, viviendo con ella, estando allí para consolarla cuando estaba triste—o cuidándola durante su embarazo...
—Su bestia se alzaba cada vez que imaginaba a ella comenzando los dolores de parto y él no estaba allí. Imaginando a otro varón ayudándola en eso.