—Sería mejor que descansara aquí y estuviera segura, que llevarla corriendo de vuelta y terminar en batalla en el camino —La demora irritaba los nervios de Reth, pero no podía cuestionar la sabiduría de aquello. La sanadora que los había esperado en el campamento temporal, que había ayudado a Aymora a curar a los hombres y a Reth. Y que había examinado a Elia, había acordado hacer una pausa temporal.
—Está muy débil.
—¿El cachorro? —Reth había preguntado, su voz ronca por el miedo.
—Todavía vive —había dicho ella, pero no sonrió—. Los próximos dos días serán el mayor riesgo. Y si desarrolla una infección... este es un momento para rezar al Creador, Reth.
Él asintió. Ya había estado haciendo eso. Pero redoblaría sus esfuerzos.
No podía perder a ninguno de ellos. No así. No a manos de Lucine.