—Volveré en la mañana —dijo él, dándole una mirada significativa—. Pero hasta entonces... la cara del acantilado podría desmoronarse. Esté allí para atraparla si sucede. Necesitará un lugar seguro dónde aterrizar.
Ella asintió lentamente y le agradeció, después esperó a que Reth finalmente dijera buenas noches a Behryn.
—Cambiaremos la guardia en tres horas para que todos puedan dormir al menos un poco esta noche —dijo Behryn cansadamente—. Así que no se sorprenda si hay gente nueva aquí en la mañana.
Reth estuvo de acuerdo en que era una buena idea y acompañaron a Behryn hacia afuera. Un minuto después, ella estaba tirando de Reth de vuelta a través de la cueva hacia la cámara nupcial.
Solo una linterna había quedado encendida. La habitación estaba oscura y sombría. Al entrar, Reth se dirigió hacia la cama, entonces ella fue la que se volvió para cerrar la puerta.
Cuando se volvió hacia él, algo en su garganta se atoró.