Ember recuperó la conciencia al final de la tarde. Cuando abrió los ojos, se encontró en un lugar familiar, su propia cámara. Miró fijamente y con desvarío el techo blanco durante quién sabe cuánto tiempo, antes de volver en sí.
—¿Eh? ¿No estaba en el jardín...?
Por la brillante luz del sol que entraba por sus ventanas, se dio cuenta de que era bastante tarde en el día.
—¿Por qué estoy durmiendo a esta hora? Intentó moverse pero entonces sintió un ligero dolor punzante en la curva de su cuello. Su mano tocó la piel suave por reflejo. —¿Por qué duele?
Los recuerdos de lo que sucedió antes de que perdiera la conciencia invadieron su mente y soltó una exclamación de asombro.