Hazel se sintió aliviada de que no fuera Lucio. Por alguna razón, no quería que terminara como Luciano, ya que ella era la culpable.
El hombre en la oscuridad inclinó su cabeza y luego levantó las manos.
—Así que solo quieres saber acerca de un pasadizo secreto en el consejo, ¿verdad? ¡Muy bien! —Tomó el pergamino que le dieron sus hombres y dibujó un mapa en él.
Sus manos se movían con tanta habilidad, como si la imagen de todas las puertas del consejo estuviera dibujada en su mente.
Solo le tomó unos minutos antes de que le pasara el pergamino a ella.
—Utiliza las marcas rojas y terminarás en la cámara del señor. Pero si mencionas nuestro nombre, nos aseguraremos de que incluso tu alma deje de existir —advirtió cuando ella miraba los mapas.