[CONTENIDO MADURO EN EL CAPÍTULO. SOLO PARA MAYORES DE 18 AÑOS]
Ella le pasó una mano por el cuerpo y pronto le pellizcó los pezones con una fuerza que no causaba dolor, pero el toque era lo suficientemente sensual para crear un placer intenso en su cuerpo.
Cerró los ojos y estiró el cuello y la cabeza hacia el techo con los ojos cerrados.
—¡Maldita sea! ¡Más rápido! —exigió él, pero sus manos continuaron tocando su cuerpo y sus labios siguieron dándole besos suaves, picantes y húmedos para mantenerlo a raya. Ella podía ver la tienda formándose bajo sus pantalones, pero no hizo ningún esfuerzo para sacar su miembro y darle alivio.
—Quiero jugar contigo antes de que puedas tenerme —bromeó ella cuando él gruñó.
Desde entonces él tenía esa paciencia pero ella no lo dejó ir.
Estaba desabrochando sus pantalones pero no le dio la oportunidad de tocarla. Cada vez que él levantaba las manos para tocarla, ella daba un paso atrás y luego jugaba con él.