—¿Perdón? —se sorprendió él cuando ella asintió hacia los niños que se alejaban corriendo.
Él había pensado que vagaban sin rumbo mientras miraban a su alrededor y sentían el ambiente de un festival. ¿Quién hubiera pensado que la chica había estado siguiendo a los niños todo este tiempo mientras conversaban tranquilamente?
—Pero, ¿por qué necesitamos seguir a los niños? Ya los has ayudado suficiente. No es tu deber velar por su bienestar. ¿Lo es? —no podía entender por qué ella se sentía tan atraída hacia los niños que ni siquiera conocía.
Se sentía completamente sin sentido y tonto estar tan apegado a alguien que hace unos minutos no significaba nada para ti.
Esta vez Hazel no le respondió. Ella había notado las pequeñas heridas, rasguños y marcas de cinturones en su cuerpo y estaba segura de que había más que eso debajo de sus ropas rotas.
Quienquiera que los tuviera estaba golpeándolos y lo más probable es que fuera por dinero.