—Y entonces... ¿qué pasó? —Mars finalmente decidió llegar al fondo del asunto y dejó de intentar encontrar a quién culpar. Mientras su esposa ahora estuviera segura, él se sentiría aliviado y se enfocaría solo en construir su vida juntos.
—Bueno... No supe sobre el hechizo de protección hasta que Emmelyn y yo fuimos a Myreen. Allí, conocimos a la familia de mi prometida y descubrimos la verdad. Estaban horrorizados por lo que pasó y realmente no podía culparlos —dijo Maxim.
—Los Leoraleis no son los culpables. La persona responsable de esto ya está muerta y quizá no estaba en sus cabales cuando lo hizo —sonrió amargamente—. Supongo que simplemente tengo mala suerte.
—Entonces... ¿cómo pudo Emmelyn ser liberada? O... ¿realmente no está liberada? ¿Le mentiste sobre eso? —Mars preguntó de nuevo a Maxim.
—No, te garantizo que está libre. No le dije que decidí casarme con mi prometida para cumplir el deseo de su madre porque sé que Emmelyn me detendría —respondió Maxim.
