Mientras Alicia entraba en pánico en su habitación, Harold estaba en la suya, pensando. Miraba por la ventana con las manos detrás, como siempre hacía. Durante tres noches, había dormido junto a ella, y durante esas tres noches, no se había transformado en su forma de lobo. Su cuerpo se sentía un poco extraño y parecía bien descansado. ¡Por primera vez en años, había podido descansar tres noches seguidas! Sin dolor atroz de huesos rompiéndose. Era solo normal. Pero ese no era el problema que le preocupaba. Era su novia quien se había negado a despertar, a pesar de todo lo que habían hecho. No era de los que se preocupaban por las cosas, pero de repente su preocupación había llegado al techo. ¿Qué no había hecho?