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En apenas un segundo, dos guardias más yacían en el suelo, en un charco de su sangre, y se desató una batalla intensa, una en la que los guardias del palacio evidentemente iban a perder.
—¡Retirada! —gritó Alicia a los guardias.
Algunos se giraron hacia su voz, y tan pronto como la vieron, atendieron su advertencia, corriendo de vuelta hacia las puertas del palacio.
Los maleantes parecían realmente divertidos, y también Tyra, quien se reía con ellos. Ella había girado con su caballo y ahora estaba frente a las puertas del palacio.
Alicia observaba asustada cómo algunos de los guardias, gravemente heridos, luchaban por seguir corriendo. Algunos habían caído al suelo y ni siquiera podían levantarse. Mientras que los pocos que tuvieron la suerte de no haber sido atacados ya habían vuelto a entrar al palacio.
Era evidente que los maleantes estaban jugueteando con ellos, ya que solo los observaban y no los perseguían, creyendo que de todos modos morirían.
