Alvin no podía quedarse allí tampoco. Había salido del palacio sin el debido permiso y necesitaba regresar lo antes posible, pero primero necesitaba respuestas, lo cual había sido difícil ya que no podía encontrar a quien había salido a buscar.
—Manténme alejado de ellos, y te ayudaré con dos cosas —negoció Damián.
—No hay nada con lo que puedas ayudarme
—Hay muchas cosas con las que puedo ayudarte. Pero si no me escuchas, te vas a arrepentir. Por el resto de tu vida.
—No me tientes —El tono de Alvin aún sonaba oscuro—. Dime lo que sabes sobre Susan.
—Manténme alejado de ellos, y prometo
Las manos de Alvin se apretaron alrededor de su cuello.
—Susan... la persona que la mató —dijo Damián.
Eso captó la atención de Alvin, y sus cejas se fruncieron.
—Estoy seguro de que lo que buscas aquí es descubrir eso. Tengo las respuestas.
—¿Quién... es? —preguntó Alvin, su voz sonando menos dura que antes.
Las voces se acercaban más.