Williams no sabía si maldecir a Susan ahora o simplemente esperar a hacerlo más tarde. No podía entender si ella estaba demasiado ciega para ver que él también estaba herido.
—Preocúpate de ti mismo y de la herida de tu hermano —dijo Alvin con aspereza. Estaba ligeramente molesto porque ella lo había distraído lo suficiente como para resultar herido.
No podía evitar su resentimiento por la inclinación de ella de meterse en problemas.
La mirada de Williams pasó de su hermana a Paulina, quien lo observaba, y él podía ver el miedo y la preocupación en sus ojos cuando miraban su brazo y pierna sangrantes.
Intentó sonreírle y asegurarle que estaba bien, pero no pudo, así que en cambio, volvió su atención a Harold como todos los demás.