No pudieron evitar notar el ceño pensativo en el rostro de Alicia.
—¿En qué... estás pensando, Mi Señora? —preguntó Paulina suavemente, y Alicia suspiró mientras los miraba.
—No sé. Diferentes pensamientos pasan por mi cabeza —dijo Alicia, incapaz de deshacerse de la sensación de que algo estaba mal.
De alguna manera ella tenía la sensación de que todo estaba relacionado y que esos sueños que tenía sobre la Princesa Ámbar no eran simplemente sueños. ¿Y si eran mensajes de su subconsciente tratando de ayudarla a descubrir algunas cosas?
Desde que Harold mencionó que él y Tyra habían estado en ese pueblo donde Ámbar se había ahogado, ella había sido incapaz de apartar ese sueño de su mente. Había dejado de creer en las coincidencias últimamente.
—Háblame de ellos —dijo Harold suavemente, y Alicia negó con la cabeza.