—¡Eres un cobarde! ¡Una vergüenza! Eres el beta del Rey, ¡pero te atreves a quedarte ahí parado y ver cómo se llevan al criminal! —La reina escupió enojada cuando abrió los ojos y encontró la mirada de Damon.
—¿Cuándo iba a tener la oportunidad de devolverle a Harold todo el dolor que le había causado? ¡No solo había despertado, sino que también había salvado a su esposa en el momento equivocado! ¿Por qué todos eran tan inútiles? ¿Por qué de repente todo se volvía en su contra cuando todo había estado yendo bien hasta hace unos días? —La reina se lo preguntaba mientras trataba de contener su grito de frustración.
Damon apretó los dientes mientras intentaba controlar su propia ira. —Controla tu temperamento. Y cuida tus palabras —Damon advirtió en voz baja.