—¿Qué haces aquí? —preguntó la reina con disgusto al entrar en su cámara y ver a Iván de pie junto a la ventana.
—¿No es obvio? Te estaba esperando —dijo Iván mirando a su madre.
—¿Para qué? —ella preguntó, sonando molesta. Todavía estaba recuperándose de la decepción de su plan abortado de matar a la princesa Ámbar, así como de la incapacidad de Tyra para recordar qué había pasado.
—Madre, ¿me estás ocultando algo? —preguntó Iván y la reina levantó una ceja.
—¿Qué quieres decir con eso?
—¿Cómo no me informaste que Tyra había despertado? ¿Cómo fuiste a verla sin mí? —preguntó Iván, aún molesto por haberse enterado por Benedicta.
Se sintió insultado de que todos los demás en el palacio supieran que Tyra había despertado y él había sido la última persona en enterarse.
—¿Cómo podía ir a su cámara sin ti? ¿Eres mis ojos o mis piernas? ¿Por qué no puedo visitar a mi hija sin ti? ¿Desde cuándo necesito tu permiso para visitarla?