—Sí, su supuesta verdadera compañera le inculcó la idea. Cada vez que recuerdo lo que hizo después de afirmar haberme amado, me siento aterrada. Suele suceder cuando me pongo íntima con el hombre —confesó ella, suspirando frustrada.
—Lamento que hayas tenido que pasar por todo eso —se compadeció Teresa, golpeteando sus manos preocupada.
Sonriendo, Aurora mintió:
—Han pasado más de cinco años, estoy bien.
—Si estuvieras bien, no tendrías problemas con este hombre. ¿Por qué no te confías a él? Quizá juntos podrían superar su fobia —sugirió Teresa.
—No, de hecho quiere un hijo de mí. No estamos emocionalmente cercanos —respondió rápidamente Aurora—. Y a él no le importan mis sentimientos, solo busca el hijo que debo concebir —agregó.
Teresa ya podía imaginar la actitud de Damien hacia Aurora. Parecía ajeno al aspecto emocional de su relación y se beneficiaría de terapia tanto como Aurora.