Al despertar, Scarlet inspeccionó su habitación y dejó escapar un suspiro al darse cuenta de que se había quedado dormida y el día ya había oscurecido.
Al sentarse, sintió un peso en su regazo y bajó la vista para encontrar el rostro dormido y pacífico de Aurora descansando allí. ¿Había estado tan profundamente dormida que no había notado la presencia de Aurora en la habitación?
Acariciando con ternura el cabello blanco de Aurora, que siempre le intrigaba, Scarlet se preguntaba si su amiga tenía orígenes más allá de ser simplemente humana, había algo extraordinario en ese cabello blanco.
—Hmmm —Aurora se movió, gimiendo mientras despertaba, y se levantó de inmediato cuando se encontró con la mirada de Scarlet.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Aurora con preocupación y alivio evidentes en su voz.