Por la mañana, Julie estaba acostada en la cama, su cuerpo zumbando de sueño a pesar de que se había dormido unos minutos después de que Román dejara el dormitorio. En este momento, los rayos del sol pasaban a través de las grietas de las cortinas, y ella abrió los ojos para mirarlos.
Ayer había sido un día de montaña rusa, un día que había dado vuelta sus creencias y ya no podría ver las cosas de la misma manera. El día había comenzado con Julie encontrando su disfraz roto, y después la obra resultó no solo exitosa, sino que le dejó una experiencia elevadora.
Y se sentía como si la confianza que había perdido en el pasado hubiera vuelto a ella. Julie se sentía confiada, la piel de su timidez se desprendía lentamente para convertirla en una mejor versión de sí misma.