Las manos de Julie se volvieron frías, y sus labios se separaron, pero no salieron palabras de ellos. Estaba demasiado atónita. Era porque no se lo esperaba.
Los ojos de la Tía Sarah se estrecharon, su rostro lleno de asombro. Pero lo peor para Julie era la persona que estaba a su lado. El tío de Julie estaba allí, mirándola con decepción en sus ojos, y se volvió a mirar a Román, el chico que iba a besar a su sobrina antes de que sus ojos volvieran a mirarla a ella.
Tanto su tío como su tía miraron a Román como si fuera alguien ajeno a ellos, notando la cadena alrededor de su cuello y los vaqueros rasgados y los anillos en el puño de su oreja.
Julie soltó sus manos apretadas, decidiendo hablar en lugar de aumentar su nerviosismo por ser descubierta. Comenzó a caminar, acercándose al lugar donde estaban sus parientes. Al llegar frente a ellos, sonrió torpemente y abrió la boca para hablar.