Caleb se frotó las manos que antes habían estado atadas con cuerda.
Julie lo miró con una mirada sospechosa en sus ojos. Román dijo que ya había hablado con Caleb la noche anterior y había arreglado el asunto. Al menos, eso era lo que ella esperaba que fuera.
Ella notó que Caleb empezó rápidamente a alejarse de allí sin añadir otra palabra o mirada, como si tuviera algún trabajo importante.
—¿Crees que podemos confiar en él? —preguntó Julie, viendo las piernas de Caleb moverse tan rápido como podían.
—Mm —respondió Román, dando la última calada al cigarrillo que quedaba entre sus dedos. Lo arrojó al suelo y lo pisoteó—. Él sabe que no sobrevivirá en Veteris si abre la boca. Eso justificaría que yo le cosiera los labios de por vida.