En el Dormitorio femenino, Julie y Melanie estaban sentadas con el libro de hechizos en la cama. Julie había estado mirándolo desde que había regresado a su dormitorio.
—Sigo pasando las páginas, tal como me pidió Evans, pero no sé qué es lo que falta —dijo Julie.
Melanie frunció los labios ya que no era de ayuda con asuntos de brujería. Le preguntó a Julie:
—¿Qué pasa con esas pociones que tu madre te dejó? ¿Pudiste descubrir para qué se usan?
Julie negó con la cabeza. Las había dejado intactas, y la única persona que sabía cómo sentir y hablar acerca de las pociones era la que ahora estaba muerta. —Desearía saberlo. Madre no dejó ninguna pista al respecto, me pregunto si sabía que intentaría revivir a Cillian. Si creyó que tendría éxito y por eso nunca escribió nada al respecto en la carta —dijo, dándose cuenta de que su madre tenía mucha fe en ella.