—¿Y eso por qué? —preguntó Conner, mirando a Melanie con el ceño fruncido.
Melanie podía sentir cómo la sangre se le subía a las orejas y a la cabeza, tratando de pensar lo más rápido posible en lo que debería hacer en este momento. Podía oír las palabras de la persona del otro lado del teléfono. Sonaba como el padre de Conner,
—¿Hola? ¿Conner, estás ahí? —se oyó la voz.
—Dame el teléfono, Mel. Necesitamos ayuda y no es momento de perder tiempo. Si quieres hablar sobre nosotros saliendo— Melanie presionó su dedo en el botón de desconectar la llamada telefónica y los ojos de Conner se abrieron de par en par. —¡Mel!
—Esto no es sobre mis sentimientos ni los tuyos, Conner. Hay algo que he estado queriendo decirte —dijo Melanie, y Conner negó ligeramente con la cabeza.
—¿Qué es? —preguntó él con curiosidad.
Simón, que estaba detrás de ellos, inclinó la cabeza hacia un lado, mirando a Melanie y luego a Conner. El vampiro pelirrojo dijo: