—Hace un año, cuando volvía a casa después de terminar mi trabajo en el teatro, dos hombres borrachos y sin conciencia me agarraron —contaba Penny la historia a Damien, el vampiro de sangre pura—. Sacó un puro de su abrigo, mordiendo el extremo y utilizando la misma caja de cerillas para encender el puro que estaba entre sus dientes.