La mansión del Señor Varreran estaba tranquila y oscura, justo como ella pensaba que estaría. Los interiores eran más oscuros de lo que había visto en la mansión del Señor Nicolás o en la de Quinn. Podía percibir que era una casa familiar antigua que había pasado de generación en generación antes de ser poseída por el hombre, Robarte Varreran.
El hombre la llevó al interior de la mansión, el mayordomo tenía la cabeza inclinada mientras los dejaba entrar sosteniendo la puerta para ellos. La temperatura en la mansión era mucho mejor en comparación con el exterior ya que la lluvia no había cesado ni el viento que se movía con la lluvia en una dirección diferente.