La cortina continuó cerrada por más de diez o quince minutos, lo que hizo que la gente empezara a impacientarse. De murmullos, la voz se elevó a preguntas sobre dónde estaban el actor y la actriz, y qué estaba tardando tanto tiempo.
—¿Cuál es la apuesta de que las cosas van a empeorar a partir de aquí? —preguntó Damien a Penny, sacando el reloj de bolsillo de su bolsillo para abrirlo y mirar la hora.
—Tendrán que devolver el dinero —respondió Penny, con sus propias manos cruzadas debajo de su busto mientras se sentaba allí en silencio.
—Pobrecillos. No puedo esperar para ver cómo se desarrollan las cosas, aunque. Adivinar es una cosa y presenciarlo es una experiencia completamente diferente —Damien se inclinó hacia la izquierda y hacia la derecha, esperando ansiosamente a que alguien saliera del escenario—. La mujer va a montar una escena y la obra solo se retrasará más.
—¿Por qué tengo la sensación de que disfrutas de los dramas como este?