—Sylvia y Elliot estaban sentados en la mesa donde se servía comida a la bruja negra. El hombre comía con tal velocidad que dudaban haber visto incluso a un vampiro comer a este ritmo. Un plato tras otro se iba acabando y la criada seguía trayendo más comida.
Elliot se inclinó hacia Sylvia, girando su cabeza hacia ella para preguntar —¿Por qué una bruja negra está sentada en el comedor? ¿No se supone que debes enviarlo a los cuartos de los sirvientes y dejar que coma allí?
—El Señor Alexander fue quien le pidió que se sentara en el comedor —Sylvia le susurró de vuelta para que el brujo no los escuchara, no que él se viera concentrado en su comida mientras le servían el cuarto plato.
—Qué extraño —murmuró Elliot, girando su cabeza de nuevo para mirar a la bruja negra.