La música aumentaba sus sentimientos, las suaves teclas del piano que resonaban por todo el teatro.
Damien se acercó más a ella, su cuerpo presionándola contra el vidrio. Podía sentir su pulso acelerado, la piel erizada de escalofríos. Colocó su mano izquierda en su cintura, atrayéndola hacia él, su mano derecha sosteniendo el costado de su cuello acercó su cabeza y besó sus labios. Presionando y moviéndose contra los suyos que se movían a la par. Sus labios ya estaban entreabiertos lo que facilitaba su tarea de no tener que esperar a que ella los abriera.
Los sensuales gemidos de la actriz, aunque fingidos, hacían que sus propios sentidos se nublaran con la forma en la que él la miraba en ese momento, debilitando sus rodillas.