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Ella sabía de lo que Damien estaba hablando, pero él podría haber manejado la situación sin tener que restregar sal en la herida ya existente del hombre.
—Mi trabajo no es tranquilizar su mente. No soy su pariente para hacerlo sino un concejal. Ya deberían haberle disparado por haber salvado a las brujas negras cuando pudo haberlas capturado. Si hubiera sido otro concejal, el magistrado ya estaría muerto.
Penny entrecerró los ojos, detuvo sus pasos y se volvió para mirar a Damien, —No lo mataste porque quieres usarlo como cebo —le señaló.
—¿No estás aprendiendo todo de tu prestigioso maestro ya? —Damien habló orgulloso de ella y ella rodó los ojos—. Pronto serás capaz de ser más astuta que los demás y también entenderás por qué hacemos lo que hacemos aquí.
—¿Habrías hecho lo mismo conmigo? —le preguntó él.
—¿Hacer qué? —él le preguntó.