—Su corazón retumbaba en su pecho como si ella fuera su comida y como si no fuera a sobrevivir al dolor —le preguntó—. ¿Qué te tiene tan asustada?
—Va a doler —pensar en el momento de sus colmillos atravesando su piel sólo incrementaba su miedo.
—¿Sabes, Penny? Incluso el dolor puede convertirse en placer —dijo él mientras se inclinaba hacia ella, colocando una de sus manos al lado de su cabeza.
—La persona debe ser un verdadero masoquista para pensar que el dolor es un placer —expresó Penny su opinión por los nervios.