El aire circundante se espesaba mientras una sensación inquietante se deslizaba sobre ella. Era como si ojos invisibles estuvieran observando cada uno de sus movimientos y un murmullo susurrante llenaba el aire, haciéndose cada vez más fuerte y más distinto con cada segundo que pasaba. Los pelos en la nuca se le erizaron y su corazón latía fuertemente en su pecho.
Finalmente, el portal mostró señales de cerrarse. No solo se cerraba lentamente, sino que los demonios que entraban al portal disminuían, dando tiempo a Lucas y a Belisario para tomar un respiro.
A medida que el portal comenzó a mostrar señales de cierre, los demonios que trataban de forzar su paso se volvían más frenéticos. El vórtice giratorio disminuía y las formas monstruosas que intentaban romper la barrera eran repelidas con una fuerza violenta, enviándolos de vuelta a su propio reino.