Reino de Rakha
El terremoto duró solo unos segundos, pero el pánico que incitó fue mucho más intenso y siniestro esta vez. Los ojos de la Princesa Isadora se abrieron de horror al observar el familiar portal negro que lentamente tomaba forma sobre la Isla Aullante. Su cuerpo temblaba, su rostro palidecía mientras miraba el vacío negro que había presenciado en su vida pasada.
—Debemos... Debemos irnos —tartamudeó Isadora, agarrándose del brazo de su hermano con urgencia—. Ahora. Necesitamos irnos. Ahora.
—¿Qué estás...?
—Ese es el portal. Los demonios pronto lo atravesarán. No podremos salvar a todos. Necesitamos irnos —No esperó a que su hermano respondiera; en lugar de eso, lo arrastró hacia el estudio de su padre. Ella ya había compartido su visión con él. Por suerte, en esta vida existían las matrices de teletransportación y podrían partir de inmediato.