Sin embargo, por alguna razón desconocida, ¡sus ataques no parecían tener efecto alguno! Si acaso, ¡parecía que la figura encapuchada lo encontraba aún más divertido!
—Jejejeje… —la risa de la figura resonaba a través del paisaje invernal—. ¿Quién hubiera pensado que no encontraría uno, sino dos? Uno era suficiente, pero ¿dos? ¡Era prácticamente una bendición! Oh, Maledrax ya se deleitaba con este delicioso giro de los acontecimientos.
Por supuesto, el hombre encapuchado no era otro que Maledrax, el demonio que había estado colaborando con Ena Thun. Él reía a carcajadas mientras hábilmente usaba sus habilidades sobrenaturales para evadir los ataques de los dos individuos bendecidos que creían que combinando sus poderes funcionaría contra él.