Los dos estaban allí, contemplando el jardín ante ellos. La noche era tranquila, envolviéndolos como un suave abrazo. Sin embargo, la atmósfera serena se rompió cuando un temblor inesperado retumbó bajo sus pies.
—La tierra está temblando… —la voz de Rosalind rompió el silencio siniestro, sus palabras revelando sorpresa y preocupación.
En respuesta a su observación, la mismísima fundación del edificio en el que se encontraban tembló, haciendo que el balcón se balanceara. El jardín un tiempo pacífico debajo parecía cobrar vida, las hojas susurrando como secretos murmurados en la noche.
El agarre de Lucas en la barandilla del balcón se apretó, sus ojos se estrecharon mientras escaneaba lo que les rodeaba. La noche antes calmada se había transformado en un ambiente cargado, y el suelo continuaba temblando bajo ellos. Era como si el mundo mismo se hubiera despertado de su letargo, agitándose con energía inquieta.