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—El incidente la otra noche... —comenzó el Rey, atrayendo la atención de Rosalind mientras ella se acomodaba grácilmente en su silla—. Debo expresar mis más profundas disculpas por ello. Los rumores se propagaron como un incendio de que un asesino se ocultaba entre nosotros, causando inquietud y temor. —Mientras hablaba, hizo una señal a los sirvientes para que comenzaran a servir la meticulosamente planeada cena de cinco platos—. Confío en que la Duquesa no esté demasiado perturbada por el inconveniente.
—Comprendo que mantener la seguridad del castillo y sus residentes es de suma importancia. —Rosalind, cuya mirada se desvió hacia el primer plato que estaba siendo presentado, respondió. La delicadeza presentada ante ella se llamaba Soplido Etéreo de Fruta del Dragón Carmesí.