Mientras se adentraba más en los recuerdos de su vida pasada, Rosalind no podía evitar sentir un escalofrío de intriga recorriéndole la espina dorsal. La extrañeza de la situación se volvía más evidente con cada recuerdo. En aquella era pasada, en lugar de enfrentarse con Korusta, las batallas se libraban contra Dreaston y Raston, territorios pertenecientes a la notoria Familia Thun.
A medida que las piezas de sus recuerdos fragmentados comenzaban a conectarse, podía recordar vagamente haber escuchado susurros sobre algunas armas ominosas desarrolladas por Korusta, una creación peligrosa similar a una bomba, capaz de desatar efectos devastadores. La gravedad de esta revelación la dejó reflexiva. —Korusta podría estar tramando algo —murmuró, con la mente desbordada de posibilidades.
Lucas, su compañero siempre curioso, se inclinó hacia adelante, con un brillo de anticipación en sus ojos. —¿En qué estás pensando? —preguntó, ansioso por compartir su epifanía emergente.