Al llegar a la mansión, Rosalind anticipó una tarde tranquila con Lucas, un respiro del constante flujo de noticias y exigencias. Sin embargo, su tranquilidad fue abruptamente interrumpida una vez más, esta vez por una citación del palacio. El mensaje era claro: el Rey requería la presencia del Duque.
Al principio reacia, Rosalind deliberó por un momento antes de cambiar de opinión, instruyendo a Lucas a que atendiera la citación. Él expresó su preocupación, citando la naturaleza contagiosa de la situación que habían fabricado como excusa. Pero Rosalind conocía demasiado bien la verdad. El Rey y la Reina estaban lejos de ser ingenuos; eran conscientes de que su razonamiento era una fabricación. Es probable que la pareja real hubiera deducido que Lucas usaba este pretexto para evitar recibir invitados y pasar tiempo exclusivamente con su esposa.