Rosalind fue sorprendida por sus repentinas explosiones, insegura de su origen. Tal vez fue la confusión y el miedo que la habían abrumado, o quizás se había cansado de constantemente dudar de todo.
Sin embargo, sabía que ya había pronunciado esas palabras y no tenía intención alguna de disculparse por sus emociones al desnudo.
Para su sorpresa, Lucas no reaccionó a su arrebato. En su lugar, la miró intensamente, su mirada semejante a descifrar una novela cautivadora.
Una sonrisa traviesa se formó gradualmente en sus labios, añadiendo un elemento intrigante a la situación.
¿Por qué sonreía?