—Duquesa, todo ha sido atendido —informó el General—. Sir Bohan está de guardia afuera, asegurando que nadie entre o salga. Las puertas y ventanas han sido aseguradas. ¿Qué desea que haga a continuación?
—General —habló con una determinación de acero—, necesito que confíe en mí implícitamente. No haga preguntas, sin importar lo que sea testigo o escuche. Ejecute mis instrucciones diligentemente, y discutiremos todo una vez que esta pesadilla haya terminado.
La expresión del General se endureció en respuesta, sus rasgos marcados con un entendimiento solemne.
—Tiene mi lealtad inquebrantable, su gracia —afirmó—, un testimonio de su compromiso inquebrantable con el Ducado. Juro sobre las tumbas de mis ancestros, quienes valientemente lucharon contra las mismas bestias que nos amenazan ahora. No cuestionaré sus motivos o acciones. Mi deber es protegerla y proteger a la gente de la propiedad.