—Cuéntame los detalles —exigió Rosalind, la urgencia tejiendo sus palabras, mientras salían apresuradamente de la sala.
—Los monstruos que han estado aterrorizando el norte en estos últimos días acaban de descender sobre la mansión, desatando el caos —explicó el General—. Parece que los miembros de las siete familias creían que podrían manejar la situación por su cuenta, pues no buscaron asistencia. Prohibieron a los caballeros abandonar la mansión para luchar junto a ellos.
—¿Deberíamos estar preocupados por este ataque? —preguntó Denys evidente su preocupación.
—En efecto, deberíamos —respondió el General con convicción—. Es muy inusual que estos monstruos se unan y asalten una sola mansión. Algo debe haberlos desencadenado.
Rosalind asintió en comprensión. Sin perder un momento, montaron sus caballos y corrieron hacia la mansión cercana, no muy lejos de la finca Rothley. Al llegar, Rosalind no pudo evitar fruncir el ceño ante la escena de caos que se desplegaba ante ella.