El olor a algo quemándose llenó el aire mientras Atior tambaleaba. Ella apretó la reliquia con más fuerza mientras miraba fijamente al individuo encapuchado que de repente la atacó con un rayo.
Afortunadamente, pudo evitarlo ya que sintió la llegada de alguien Bendecido detrás de ella.
—Un hechicero… Ya veo... —la mujer detrás de la capucha pronunció, su voz sonaba tensa. Su mano estaba crepitando con rayos. —¡Muere!
*¡BANG!*
Sin previo aviso, ella envió un rayo hacia Atior. Sin embargo, esta última fue capaz de conjurar lo que parecían ser criaturas sombrías girando a su alrededor, protegiéndola del rayo.
Al ver esto, la que llevaba la capucha envió arcos de rayos, cada uno explotando al contacto con un crujido satisfactorio.
—¿Quién— Quién eres tú!? —la mujer con la capucha habló. —Nunca había oído de alguien que pudiera— —hizo una pausa deliberada como si acabara de darse cuenta de algo crucial. —¡Eres una de ellos!
*¡BANG!*
*¡BANG!*
*¡BANG!*