—¿Qué quieres decir— antes de que el príncipe pudiera terminar sus palabras, vio un objeto brillante proveniente de Amoni. Sus ojos se agrandaron antes de que agarrara a su hermana y la atrajera hacia su abrazo.
—¡AHHHHHHH! —La voz de Amoni resonó como un trueno en sus oídos. Lisandro abrió sus ojos e inmediatamente vio a Amoni en el suelo, una daga no muy lejos de él.
—Tú— ¿Qué
—Él está aquí para matarte —dijo la mujer mientras empezaba a revisar el cuerpo de Amoni.
—¿Estás bien? —Lisandro le preguntó a su hermana.
—Sí— Sí pero Amoni está
—Muerto —respondió la mujer—. Deberíamos buscar un lugar donde quedarnos, Su Gracia se encargará de esa bestia demoníaca.
—Necesito estar allí
—¿Eres estúpido? —preguntó la mujer—. No tienes guardias, tu ayudante está muerto y tienes a tu hermana contigo. ¿Crees que puedes luchar contra una bestia con esa espada tuya?
—Yo
—¡No le hables así a mi hermano! ¡Él es el futuro Rey del