El corazón del Príncipe Lisandro dio un vuelco cuando oyó las palabras del soldado. Inmediatamente se giró pensando que vería un ejército de personas detrás del Duque que cabalgaba hacia ellos.
Casi inmediatamente, la sonrisa en su rostro se desvaneció.
No había ejércitos ni soldados. Sólo habían otras dos personas detrás del Duque.
—Su Alteza —llamó Amoni—. El Duque está aquí...
—Puedo verlo, Amoni —El Príncipe Lisandro tomó esta oportunidad para bajar de la torre de vigilancia donde se encontraba y dar la bienvenida al Duque.
—Su Gracia... —dijo el Príncipe Lisandro—. Mi gente y yo nos uniremos a la lucha. Por favor, quédese aquí, Su Alteza...
—El Duque Rothley no dijo nada más mientras se alejaba del príncipe.
—Su Alteza, ese hombre es...