Rosalind frunció el ceño cuando escuchó los ensordecedores llantos y los gritos de dolor en el momento en que abrió los ojos. Se levantó de inmediato.
Actualmente llevaba puesto un simple camisón blanco y estaba parada en lo que parecía ser una alta torre de vigilancia.
El sonido de las campanas interrumpió su estupor.
Luego hubo sonido de caos.
Desde la distancia, Rosalind observaba cómo se desplegaba la guerra caótica ante sus ojos. Los humanos luchaban contra la Oscuridad o bestias que estaban hechas de nieblas negras.
¿Qué era esto?
¿Otro sueño?
Rosalind tragó saliva mientras el hedor de la muerte llenaba el aire. Era la brutal realidad de la guerra.
Rosalind observaba horrorizada cómo las bestias destrozaban a los humanos como si los trataran como papel. Sus afiladas garras y dientes desgarraban carne y hueso por igual.
Sin embargo, los humanos no flaqueaban. Luchaban con fiereza, sus espadas y lanzas chocaban contra las duras pieles de la bestia.