Una escena aterradora y caótica recibió a Rosalind en el momento en que llegó a la otra muralla. La gran cantidad de criaturas monstruosas moviéndose juntas hacia las murallas hacía temblar el suelo con cada paso que daban. Rugidos y aullidos llenaban el aire, creando una atmósfera ominosa e inquietante.
Rosalind podía sentir el espeso miedo en el aire. Podía percibir el terror mientras los soldados se alineaban con sus arcos y flechas, listos para enfrentar una fuerza abrumadora que parecía casi imposible de derrotar.
—¿Cuál es la situación? —preguntó Magda a Arriane, quien lideraba a los arqueros.
—Esto es... Esta es la primera vez que veo tanta intensidad en la mirada de esas bestias —dijo Arriane—. Yo...
—¿Dónde están los demás? —preguntó Rosalind mientras sostenía los hombros de Magda—. Magda será la primera en atacar, los demás seguirán y... —Rosalind se dio la vuelta. Pensó que había visto una cara conocida cuando llegó aquí.