—El Duque debería estar en camino aquí y sé que encontrará la manera de llegar lo antes posible. No tenemos tiempo, Su Alteza.
El príncipe heredero miró a su esposa con furia.
—¿Qué quieres que haga? —preguntó—. No podemos encontrarlos porque... de alguna manera, la mujer que ha estado quedándose en esta casa durante años no sabe en qué habitación se están escondiendo. ¿Cómo es eso posible? —el príncipe heredero dijo burlonamente—. Dime tú.
—Su Alteza, necesitamos
—¡No he pedido tu opinión! —la voz del Príncipe Baltazar resonó dentro del estudio—. ¡No deberías estar aquí! Vuelve a tus habitaciones y quédate con... ¡esta mujer!
—Su Alteza, ¿cómo pudiste